Famosos detectives de la vida real

Eliot Ness, el detective más popular

Eliot Ness es quizá uno de los detectives más famosos de la historia estadounidense. Su popularidad alcanzó límites insospechados durante su lucha contra el crimen en la época de la poco exitosa Ley Seca. Este agente, fácilmente reconocible por la marcada raya de su pelo, fue el encargado de unir a once de los federales más conocidos de la historia policíaca, Los Intocables. Todos ellos fueron reclutados para trabajar bajo las órdenes de Ness en su incansable misión contra Al Capone. Fueron escogidos por su valor y fiabilidad, así como por su incorruptibilidad. Sus encargos consistían tanto en llevar a cabo redadas en destilerías ilegales como la obtención de información a través de cualesquiera medios que fuesen necesarios tales como cámaras o dispositivos de escucha. Finalmente consiguieron llevar al estrado a éste importante criminal gracias a cargos como evasión fiscal de impuestos.

Víctor Bukarov, una historia rusa de terror

grabadora telefónica con escucha en tiempo real

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Andrei Chikatilo fue un sanguinario asesino que tomó la vida de 31 mujeres y 22 niños durante los años 70 y 80 en la URSS. Por aquel entonces los militares solían ser los encargados de investigar este tipo de crímenes y de castigarlos con tremenda dureza. Sin embargo, a pesar de sus enormes esfuerzos, no lograban encontrar al culpable de tan desagradables y horribles actos. Fueron varios los casos que se cerraron acusando a hombres que nada tenían que ver con los hecho de estas barbaries. Pronto se comprobó que el responsable de las atrocidades continuaba en libertad ya que los archivos en referencia a nuevos cuerpos se amontonaban en los despachos de los altos cargos de inteligencia. Por primera vez, la Unión Soviética estaba ante un caso de asesinatos en serie a gran escala por lo que no sabían cómo enfocar las investigaciones pertinentes.

Viktor Bukarov fue el especialista forense escogido para resolver el caso. Para ello innovó todas las técnicas hasta entonces utilizadas por los equipos de la milicia. Los años continuaron pasando y la búsqueda seguía siendo infructuosa. Sin embargo, un buen día, un oficial de policía vio cómo un hombre ataviado con un traje elegante y las manos manchadas de sangre salía de una zona boscosa. Días más tarde se encontró un nuevo cuerpo en ese mismo área por lo que se procedió a detener a aquel sujeto. A pesar de ser sometido a diversos tipos de interrogatorios, el acusado continuaba defendiendo su inocencia. El doctor Bukarov tuvo la genial idea de hacer llamar a Alexandr Bukhanovsky, quien aceptó llevar a cabo una evaluación psicológica del supuesto asesino. Pronto consiguió que Andrei Chikatilo, denominado como la Bestia de Rostov, confesase una infinidad de crímenes, muchos de los cuales no constaban ni siquiera en el banco de datos del cuerpo de policía. No sólo eso, sino que además se ofreció a recrear todos y cada uno de ellos ante la atenta y sobrecogida mirada de los investigadores.

Richie Roberts, el bueno de American Gangster

Los convulsos años 70 también hicieron mella en EEUU. Nueva York era la cumbre del tráfico de drogas y Frank Lucas uno de los narcotraficantes más buscados del país. El detective Richie Roberts, que anteriormente hiciera las veces de marine en el ejército, fue en encargado de hallar y encarcelar a éste jefe del crimen organizado. Se dice que su honestidad es tal que devolvió un millón de dólares sin marcar tras una redada. Como dato curioso, los protagonistas de esta historia acabaron por desarrollar una extraordinaria amistad que se mantuvo a lo largo de los años. De hecho, Roberts actuó como defensor del acusado durante su juicio por tráfico de estupefacientes y asociación ilegal. Es más, fue el padrino de la hija de Lukas. Como no todas las historias de detectives pueden acabar con un final tan negro como su comienzo, una vez rehabilitado, al salir de la cárcel, el antiguo jefe de la mafia regresó a su Harlem original. En un intento de devolverle a la sociedad lo que sentía que le había arrebatado con sus malos actos, creó la ONG Caminos Yellow Brick en la que se da acogida y sustento a niños cuyos padres se encuentran encarcelados. En 1991 Denzel Washington y Russel Crowe fueron los encargados de ponerse en la piel de estos dos llamativos personajes en la película American Gangster, dirigida por Ridley Scott.

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